Con un crédito tan fácil de conseguir, ¿Por qué querrías alguien ahorrar dinero y comprar con dinero en efectivo? Si quieres algo, sacas el plástico y luego lo devuelves con pagos a lo largo de quién sabe cuánto tiempo. Si puedes pagar las mensualidades, todo el mundo lo hace; ¿Cuál es el problema? Ninguno, en realidad tener una tarjeta de crédito es la mejor opción para tener una vida financiera saludable pero, ¿Qué hay del ahorro? Aquí hay algunas razones por las que deberías ahorrar:
1. Ser financieramente independiente
Aprenda a ahorrar dinero. La vara de medir para ser rico es diferente dependiendo de con quién se hable. Sin embargo, la noción de “ser rico” significa para la mayoría de la gente tener independencia financiera y ahorros de los que depender. Tener la posibilidad de tomar tus propias decisiones, desde el punto de vista financiero, significa tener la libertad de tomar decisiones en tu vida al margen de ganar un cheque.
Esto puede significar poder tomarte unas vacaciones cuando se quiera, dejar el trabajo y volver a estudiar para cambiar de carrera, iniciar tu propio negocio o invertir en la puesta en marcha de otro, ayudar a los miembros de la familia, aceptar un trabajo menos remunerado que sea más satisfactorio personalmente que beneficioso económicamente, o algo muy importante hoy en día: jubilarse cuando uno quiera en lugar de trabajar porque tiene que hacerlo.
La independencia financiera no es lo mismo que ser rico, pero no tener que depender de la recepción de un determinado cheque de pago puede hacerte sentir rico más allá de tus sueños. Tener ahorros en los que puedas confiar es lo que se necesita para ser “rico”, independientemente de cómo lo definas.
2. Ahorra un 50% en todo lo que compres + un 24% en los comestibles
Si normalmente cargas todas tus compras en tu tarjeta y luego no pagas tus tarjetas de crédito en su totalidad cada mes, debido a los cargos por intereses añadidos, probablemente estás pagando al menos un 50% más por todo lo que compras. Si dependes de tus tarjetas para costear tu estilo de vida, rompe tu costoso hábito de crédito ahorrando para tus compras con antelación.
Con los ahorros, puedes comprar cosas cuando están en oferta y tomarte el tiempo necesario para tomar mejores decisiones de gasto. Las personas con ahorros también pueden hacer acopio de alimentos cuando están en oferta (artículos no perecederos o que puedan congelarse). Un autor sugiere que las personas que hacen esto pueden posiblemente omitir una compra de comestibles al mes y ahorrar un 24% al año en tu factura de comestibles.
3. Comprar una casa
El banco no te prestará dinero para comprar una casa a menos que tenga un pago inicial, y no se te permite pedirlo prestado. Debes tener este dinero ahorrado o hacer que alguien te lo dé, y no que te lo preste. El pago inicial debe ser al menos el 5% del precio de compra de la casa, y luego el banco considerará la posibilidad de prestarte el 95% restante. Hay todo tipo de costos y tasas que hay que pagar al comprar una casa, así que necesitarás un 5% adicional sólo para esos costos. El ahorro es lo que te abrirá las puertas a tener una casa.
4. Comprar un coche
Cuando quieras o necesites comprar un coche nuevo, necesitarás un pago inicial para conseguir un préstamo para el coche a un tipo de interés razonable. Por supuesto, podrías “pedir prestado” el dinero de tu tarjeta, pero a más del 20%, ¿Cómo te va a servir eso para salir adelante?
La financiación al cero por ciento está reservada a los grandes clientes, así que un préstamo para un coche te costará algo, y podría ser mucho. Lo mejor que puedes hacer es ahorrar un pago inicial tan grande como puedas permitirte, y luego considerar tus opciones. Tal vez comprar un coche usado de calidad en lugar de uno nuevo sea lo que necesites para conseguir el vehículo que deseas.
Empieza hoy mismo reservando un poco de dinero en cada cheque de pago hasta que tengas un fondo de ahorro para emergencias de entre 5,000 y 10,000 pesos. Si recibes una bonificación del trabajo o un reembolso del impuesto sobre la renta, utilízalo para empezar o para añadirlo a lo que ya tienes reservado. Cuando la vida te obligue a echar mano de tu fondo, recréalo. Requiere un poco de trabajo, pero es un hábito que merece la pena adquirir.
